el susurro de un angel.

 

...Y escuché en esos momentos en los que el sueño te empieza a abandonar y los rayos de sol van penetrando sutilmente en tus sueños el susurro de un ángel que me decía: no mires para atrás.

   Es ahí cuando me sumergo en ese rincón del alma para de nuevo extender mis alas y volar.

   Todo es tan sumamente bello, un dolor inmenso se acentúa y aprieta hasta las entrañas que se retuercen... Pero esta vez no hay culpa, ni culpables. No hay castigo al que pueda someterme.

   Las penumbras aparecen y me quiebran cuando lo hacen. Pero hay una visión más profunda dónde brilla la inmensidad de lo que aún no veo, ni entiendo.

   En el camino siempre hubo piedras, y siempre hubo momentos en el que la oscuridad me engulló, más fué ahí en todo ese apocalipsis dónde el Ave Fenix resurge una y otra vez de sus cenizas.

   El camino no fue fácil, ni siquiera el resurgir, ni siquiera el propio vuelo... Y quizás de nuevo, me estrelle. Pero resurgo y resurgiré es el compromiso con mi alma, no la pena y la tristeza de lo que perdí, pues nada se pierde, todo permanece, más sumo la experiecia y me queda el amor.

   Nada está oculto a nuestros ojos, ni enterrado bajo nuestros pies. Es el velo de nuestros ojos el que ha de caer y los propios los que han de mirar de otras formas. Son nuestros pies los que han de tornarse blanditos y flexibles y sentir las piedras como hierba humeda por el rocio.

   ...Y lloro, lloro de añoranza, y lloro de nobleza, de pureza y de amor.

  

   ...Sigo en pie, auque terremotos inciertos quiebren mi centro, me mantengo con el corazón latiendo, el alma brillando y la esperanza de un nuevo amanecer medrando.

alas de vida